Prisma

Sostener el dolor lejos está de ser transmutado.

Sostenerlo estoicamente a fuerza de voluntad trae muchas consecuencias.

Hacer contacto con mi capacidad de alquimia me ha permitido sumergirme en el oscuro infinito una y otra vez.

Aceptarlo mientras suelto y me entrego a esa profunda caída me permite experimentar la levitaciòn.

Ese instante en el que me rindo y el tiempo se detiene.

Ese instante donde puedo ser consciente del todo y la nada.

Donde vuelvo a iniciar un nuevo espiral.

Sostener en cambio se convierte en un dolor crònico, y ha dolido más que dejarme morir cada tanto.

Ha dolido en mi cuerpo y me mantuvo atada al sufrimiento como algo natural.

Es demasiado costoso, la energía vital se desvanece, se apaga.

Es allì donde el dolor se convierte en combustible y retroalimentaciòn del sostèn.

En ese lugar se necesita del dolor, del drama y del sufrimiento para mantener la estructura.

Romper esa homeostasis tan disfuncional fue hacer consciente todo el dolor que sostenìa, incluso darle lugar a la parálisis.

El miedo y la resistencia aparecen siempre previamente a este acto pero ahora sè que el beneficio de atravesar esta ruptura es inversamente proporcional al costo que tiene enfundar mi alma en la supervivencia.

La manipulación y el control está quedando asquerosamente al desnudo.

Es atravesar un velo y reconocer tanto maltrato naturalizado que me da nauseas.

La arcada se presenta a cada rato. No hay situación que recuerde anterior a esta verdad que pueda rescatar sin esa energía.

Un grito que sale del alma para poner el límite que no pude poner a tiempo antes.

Tiempo relativo, el necesario para atravesar esta experiencia y poder expresarla.

Nunca quise muchas cosas de las que me pasaron en mi infancia, intuía que eso no estaba bien y que lo que me mostraban como natural en este mundo no era tan natural.

Me dormía, me dormía mucho. Amaba los sueños y el mundo al que accedía a través de ellos.

Fue el espacio que me mantuvo despierta caminando entre los dormidos.

Quiero ver con esos ojos por un ratito y permitirme volver a sentir todo lo que no pude permitirme en ese momento. Empiezo a recorrerlo y mi cuerpo se pone  rígido, un cosquilleo eléctrico recorre mi nuca y se activa un mecanismo de supervivencia que puedo registrar en mi sistema nervioso.

Cuesta mucho entrar ahí, cuesta realmente revivir esas sensaciones en el cuerpo pero esta vez me lleva de la mano el coraje.

El corazón que quiere reencontrarse en ese espacio y abrazarme con la sabiduría de hoy.

Vale la pena recorrer ese sendero para rescatarme. Hacer contacto con la inocencia y creatividad que poco a poco se fue desconectando.

Entender el trauma de la manipulación y el abuso en uno para entender el arquetipo que compartimos como sociedad.

No hay sanación colectiva si no hay sanación individual primero.

Un colectivo traumatizado no sanará en masa sin antes haberse responsabilizado cada uno en sanar lo propio, contrariamente reflejará esa herida en gran escala.

Las banderas son un escape, una excusa para esconder el profundo miedo a la autenticidad y a la propia verdad.

Son uno de los tantos mecanismos de sometimiento utilizados sobre los creyentes dormidos que pelean en nombre de dogmas políticos y religiosos que aún gobiernan este mundo en desmantelamiento.

Liberar la resistencia para liderar mi evolución.

Hacerme cargo de mi camino para poder caminar con otros.

Trabajar en red, unida por verdades individuales que se respetan, que se potencian, que se expanden.

Despejo la náusea abriendo el diafragma, abriendo la boca del plexo para que salgan los monstruos que bloquean el canal entre mi creatividad y mi voz.

Disuelvo el enojo, el rencor, el terror a arder, memoria de otras vidas.

Empiezo a escribir y puedo identificar el placer de crear en mi útero, en mi energía sexual creativa.

Subo esa energía como una serpiente a través de mi columna y libero el tapón de mi flujo creativo.

Muevo la cadera y percibo la gratitud en mi corazón y mi garganta.

Comienzo a canalizar mi verdad.

Yo Soy Prisma, al servicio del Rayo de Luz Arcoiris.

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